–¿Qué le dio y qué le sacó la literatura? Sobre todo qué le sacó, porque lo que le dio parece más claro.
–Y, la literatura saca muchas cosas. En lo económico, sin duda... No vivo como un hombre pobre, pero lo fui durante mucho tiempo. Elegir la literatura es elegir la carencia. Es una elección que hace que a veces haya que deponer, sin demasiado conflicto, una cantidad de cosas referidas a las relaciones afectivas; no digo que elegí entre la literatura y la paternidad, pero de alguna forma siempre sentí que eran incompatibles en mí. Ese tipo de carencias, que están dentro de un mundo imaginario, a veces me hace pensar todo lo que podría haber sido si no me hubiera dedicado únicamente a escribir libros. Instalar un mundo imaginario como uno real es, de hecho, una carencia, porque no creo que alguien que tiene, o cree tener, todo lo que le hace falta como ser humano, se ponga a inventar mundos de ficción: le basta con la realidad. Y lo que me dio la literatura es poder salir, también, de esa zona de carencia y de angustia. Hay un momento en que tus personajes llegan a ser tus parientes más cercanos. Y hasta también, como dicen los escritores puerilmente, pero no es tan falso, tus hijos: recuerdo que Marechal decía que sus hijos verdaderos eran sus libros.
Pagina 12 , Sábado, 17 de septiembre de 2005
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