Creo que un escritor es responsable incluso de lo que no escribe.
El texto se abre al texto a través de la pregunta que se hace y que nos hace.
Responde –o intenta responder– a nustra espera respondiendo de sí.
La práctica del texto es práctica del ser.
Ahondar en la palabra es ahondar en uno.
Soy aquel que escribo –que se escribe con las palabras que me escriben.
Soy lenguaje– de la lengua su bagaje.
Soy la palabra que me expresa expresándose.
Escribir es responder a todas las voces insistentes del pasado y a la de uno mismo; voz profunda, íntima, que interpela al porvenir.
Edmond Jabès, "El libro de los márgenes III. Construir en el día a día" (Arena libros, traducción de Begoña Díez Zearsolo)
domingo, 23 de octubre de 2011
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