Considero que el escritor sólo es responsable ante su lenguaje.
Sólo me rijo por un principio: soy el que se sirve de la lengua y no la lengua la que se sirve de mí. Si busco un lenguaje propio es para expresar con mayor precisión mis sensaciones y no para permitir que el lenguaje juegue conmigo.
La lengua literaria debería poder leerse en voz alta, es decir, tendría que depender no sólo de la letra, sino del oído, pues el sonido es el alma de la lengua: aquí radica la diferencia entre el arte del lenguaje y el oficio de la composición literaria.
No creo que para innovar haya que negar la tradición; la tradición está ahí, y todo depende de cómo se entienda, de cómo se emplee.
La literatura no es una simple copia de la realidad, pues atraviesa las capas superficiales para penetrar hasta su mismo fondo; revela lo que es falsa apariencia y, remontándose a las alturas, navega por encima de las ideas comunes para mostrar, con visión macroscópica, las particularidades y pormenores de la situación.
La literatura no intenta en absoluto subvertir, sino descubrir y revelar la verdad de un mundo que el hombre o bien raramente puede conocer, o bien apenas conoce, o bien cree conocer y en realidad no conoce.
Gao Xingjian: "En torno a la literatura" (El Cobre, 2003). Traducción de Laureano Ramírez.
domingo, 23 de octubre de 2011
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario