Desde el momento en que una cosa ha sido escrita, o puede escribirse y razonarse acerca de ella, ha cambiado de naturaleza para volverse tangible.
Las palabras son pensamientos organizados, así como las formas vivas son acciones organizadas.
Hubo un tiempo en que el lenguaje era una proeza tan rara como la escritura en los tiempos en que ésta se inventó. Probablemente hablar estaba en un principio reservado a unos pocos sabios, tal como escribir en la Edad Media, y se fue generalizando de modo gradual.
Queremos que las palabras hagan más de lo que pueden hacer.
La palabras son como el dinero; no hay nada más inútil, salvo cuando le damos uso.
Un joven autor suele estar tentado a dejar todo lo que ha escrito, por miedo a no haber dicho lo suficiente en caso de ponerse a cortar. Pero es más fácil ser extenso que ser breve.
El mayor secreto de las buenas obras musicales, literarias o pictóricas reside en que no ambicionan demasiado; si se nos pregunta “¿qué es demasiado?”, la respuesta es: “todo lo que nos parece arduo o poco placentero”. Si apreciar o entender una obra se vuelve una labor y no un placer, la dificultad es excesiva.
No hay que andar a la caza de los temas. Hay que dejar que estos nos elijan a nosotros.
Mis libros, yo no los hago. Crecen. Vienen y me piden con insistencia que los escriba.
El estilo, en cualquier disciplina artística, debería ser como la ropa y llamar la atención lo menos posible.~
Samuel Butler (1835-1902). Extractos de The Note-Books of Samuel Butler. Selección y traducción de Eduardo Berti.
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2 comentarios:
Interesante blog.. volveré para seguir leyendo... un abrazo hasta alli, gracias por compartir
Juan José Cautivo
Para mí el lenguaje sigue siendo una proeza. Muy pronto escribir o hablar bien va a convertirnos en proscritos y tendremos que escondernos del resto del mundo. El tiempo lo dirá.
Acabo de empezar en el mundo blogueril, pásate a saludar, http://cuandosepasaelarroz.blogspot.com
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