Matute, Ana María -Argentina
Nací escritora. Es una necesidad vital. Si no hubiera sido por la literatura, dentro de mí se hubieran muerto muchísimas cosas. Es un mundo que es mío. Si no rompo a escribir, reviento. Me ha ayudado a vivir. Una novela, para mí, nace de una especie de rebeldía, de protesta con respecto al mundo que te rodea, contra el tipo de educación que te dan, con un malestar con el mundo muy grande. A unos les da por unas cosas y a otros por otras. A unos les da por la política... Para mí, desde muy niña, mi válvula de escape fue la literatura.
Matson, Clive -Estados Unidos
Cada uno de nosotros tenemos adentro un Escritor, un Editor y un Niño Loco . El Niño Loco es el que mejor escribe : le pone tensión a una historia, llena un poema con imágenes atrapantes , descubre el argumento de una obra y le da el golpe y el punto dramatico fianla a un ensayo . Este Niño Loco es el que me evita los clisés y me hace escribir como no me atrevería a hacerlo como escritor. (www.fearlessbooks.com]
Mauriac, Francois Francia
Escribo porque siempre tengo ganas de hacerlo , y cada vez que me vienen las ganas. Durante un período creativo, escribo cada día ; una novela no debe interrumpirse. Cuando dejo de sentir el impulso, cuando ya no siento que deba escribir el dictado, me detengo. Hasta que lo vuelva a sentir . ("W.O.W. - Writers on Writing," Jon Winokur, 1990)
Mc Cullers , Carson -Estados Unidos
Un escritor sólo puede decir que escribe a partir de la semilla que florecerá en su inconsciente. Yo me transformo en los personajes sobre los cuales escribo. Cuando escribo acerca de un ladrón, me vuelvo ladrón; cuando escribo sobre el Capitán Penderton me vuelvo varón y homosexual; cuando escribo sobre un sordomudo ensordezco mientras dura la historia...Cuando el trabajo no marcha bien, no hay vida tan miserable como la de un escritor. Pero cuando marcha bien , cuando la imaginación ha puesto en foco una obra de modo que esta crece límpidamente y fluye, no hay felicidad comparable.Las dimensiones de una obra de arte rara vez son comprendidas por el escritor antes de terminar de escribirla. Es como un sueño que florece. Las ideas crecen, germinan lentamente; y miles de iluminaciones se producen, día a día, a medida que una obra progresa. La semilla de una idea se desarrolla por obra del trabajo y del inconsciente , y por la misma lucha que se produce entre ambos. Yo solo comprendo partículas. Entiendo a los personajes, pero la novela en sí misma no está en foco. El foco se logra en impensados momentos que nadie puede comprender, y el auto menos que nadie. En mi caso, se producen , por lo común, luego de un enorme esfuerzo. Para mí , esas iluminaciones son la gracia del trabajo. Toda mi obra se gestó de esta manera. Hay al mismo tiempo peligro y belleza de que un artista deba depender de tales iluminaciones. Después de meses de confusión y labor , cuando la idea por fin ha comenzado a florecer, es una confabulación divina. Siempre proviene del inconsciente y no puede ser controlada. Durante un año entero trabajé en "El corazón es un cazador solitario" sin entender en absoluto esa novela. Cada personaje hablaba a un personaje central ; pero por qué, no lo sabía. Llegué incluso a pensar que el libro no era una novela, que debía ser parcelado en una serie de relatos breves. Pero pude sentir una mutilación en mi propio cuerpo cuando tuve tal idea, y me invadió la desesperación. Había estado trabajando durante cinco horas enteras y salí al aire libre. De pronto , mientras cruzaba un camino, se me ocurrió que Harry Minowitz, el hombre a quien todos los demás hablaban, era un hombre diferente , un sordomudo, y de inmediato cambié el nombre por el de John Singer. La novela entera ya estaba en foco y por primera vez yo estaba comprometida hasta el fondo de mi alma con "El cazador solitario”. En toda comunicación , lo que una cosa dice a una persona difiere bastante de lo que dice a otra; pero escribir es, en esencia, comunicación y la comunicación es el único acceso al amor- al amor, a la conciencia , a la naturaleza, a Dios y al sueño. En mi experiencia , cuando más me hundo en la escritura, cuanto más leo acerca de aquellos a quienes amo, más comprendo el sueño y la lógica de Dios , que es de hecho una confabulación divina. (“Cómo se escribe una novela" , Brizuela-Russo, El Ateneo.)
Mc Cartney , Paul -Inglaterra
No hay que rendirse nunca. Nosotros experimentábamos frecuentes desilusiones al principio, cuando nadie quería escuchar la música de Los Beatles.Es necesario obtener satisfacción de tu creación. Yo amo personalmente componer música. Pero no diré que es necesario entrenarse y ensayar permanentemente. Así, Ringo, por ejemplo, llegaba de golpe y tocaba su parte. Sencillamente hay que amar la causa y darle todo de sí mismo. Si el martes y el miércoles te rechazan , el jueves pueden comenzar a escucharte. Siempre hay que creer en que llegará el día ¡Nosotros creimos!Entre nosotros, en el conjunto , desde el mismo principio de su existencia, había una frase cómica . Alguien preguntaba: "¿Qué vamos a hacer ahora?" . Y alguien respondía : "¡Bueno, algo va a ocurrir!" . Y esto siempre nos ayudaba . Con John compusimos cerca de cincuenta canciones antes de que una de ellas se grabara en un disco. Podríamos haber perdido la fe a las cuarenta y cuatro o en las cuarenta y seis. Así que siempre confíen en mejorar.("Clarín " , Octubre '88)
Medina, Enrique Argentina
Como dijo Oscar Wilde , hay dos cosas importantes para un escritor :que tenga algo que decir y que lo diga . Y eso yo lo creo a rajatabla. Y como dijo Ezra Pound , es un oficio maldito , pero es el mío. (Enrique Medina , "Página 12" , 29/8/88)
Mis ambiciones de escritor quedaron castradas al entender que después de Arlt ya no había más nada que decir, que él había dicho todo de manera muy rotunda y convincente. Dejé de leer , Estudié pintura , teatro y ( el destino me daba una mano) cine. Jimmy Hendrix, a la más imbécil de las preguntas que se le puede hacer un a un artista: "¿Qué hubiera sido de no ser músico?”, respondió: " Asesino". Sí , no hay duda de que es una respuesta seria y reflexiva. También la literatura y las demás disciplinas artísticas podían transformarse en una balsa salvadora . Gracias al curso de guión, supe que ya antes de Arlt muchos otros habían dicho "todo" y que él lo sabía pero de ninguna forma le había impedido hacer su propia obra.
En cuanto a la práctica de escribir, esa maldita, odiosa y querida práctica que aún el más veterano y relevante de los escritores debe acatar , es la condición "sine qua non" que rige en el taller literario. La teoría se hace sobre la práctica. El arte de escribir es principalmente una necesidad intrínseca que con la práctica se vuelve talentosa : si a ella le sumamos la estrictez del pulimento no es azaroso esperar un texto digno , con cierto relieve , con rasgos nítidos. Y lograr esto, frente a los nombres descomunales que integran cualquier enciclopedia de literatura , ya es bastante.("Clarín",17/2/94")
Un día entendí que lo que verdaderamente estaba a mi alcance era la literatura. Ahí me puse a trabajar, pensando siempre en lo que le pasó al marqués de Sade : cayó preso, y le quitaron todo, como es normal. Sin embargo un día no se sabe cómo consiguió un rollo de papel, y allí, burlando a los guardias,con una letra microscópica escribió una obra monumental:"Los 120 días de Sodoma y Gomorra". Murió sabiendo que se trataba de su obra máxima y que jamás sería publicada . Luego un investigador halló ese valioso rollo y lo hizo publicar. Pero mientras Sade estuvo en prisión , llenar secretamente ese rollito lo fortaleció. Recuerdo también que en los campos de concentración nazis muchos judíos resistían con el humor, eran extraordinarios contadores de chistes. Lo que quiero decir,es que creo que aún en las peores circunstancias lo que salva es el trabajo y la creación. Empecé a escribir en uno de los momentos más dramáticos de mi vida :escribía sobre el papel blanco con que me envolvían los 100 gramos de mortadela que compraba para comer.Yo soy anarquista, no doy consejos.Le recomiendo a mis alumnos de los talleres literarios que no crean una palabra en absoluto. Lo que les digo es una opinión, y podrán encontrar cientos de ellas en otras personas.
Además soy muy contradictorio. El tema es la convivencia, eso es lo que me parece en riesgo. ¿Por qué no ser contradictorio si no soy un político? Soy un artista y mi deber como tal es tirar ideas locas . Walt Whitman, en uno de los poemas más hermosos, escribe:"Dicen que me contradigo. Es verdad, sí, me contradigo Contengo multitudes." Al artista la contradicción le dá vida, emotividad, fuerza, alegría.(Clarín, 23/11/86)
Mencken H. L. -Estados Unidos
No sé por qué escribo. Escribir libros es una actividad muy desagradable. Es solitaria , insana y enloquecedora. Muchos escritores enloquecen . ("The Fourth 637 Best Things Anybody Ever Said," Robert Byrne, 1990).
Mendoza, Eduardo -España
Yo, de pequeño, sólo tengo el recuerdo de mí mismo inventando historias. Pero no en la imaginación, que esto lo hacen muchisimos niños, sino escribiéndolas en un papel. ¿Por qué me dio por ahí en vez de tener un amigo ficticio o llevar un osito de peluche y contarle a él las historias? Eso nunca lo he sabido. Como soy un hijo de apartamento, y además durante muchos años hijo único, es natural que tuviera un mundo imaginativo rico. Además aprendí a leer y a escribir enseguida: a los dos días de estar en el colegio ya sabía, porque vi que era lo que necesitaba. A otros les da por pintar.
Pero las que me formaron verdaderamente fueron esas novelas de aventuras de autores anónimos irrecuperables que yo leí en mi infancia. Y, como en mi familia había un culto a la literatura clásica española, leí a Cervantes desde muy niño. Empecé como todos los que se acercan al Quijote, pensando: "¡Qué horror! ¡Qué cosa más aburrida y momificada!". Luego aquello se convirtió en algo maravilloso. "El Quijote" es la mejor novela del mundo. El caso es que su gusto por la lectura, corriendo los años, se convierte en la necesidad de escribir para que los demás lean…
Siempre supe que no podría hacer otra cosa que escribir. Hasta tal punto que siempre planifiqué todas mis actividades como una forma de sobrevivir y poder seguir escribiendo. Lo que nunca creí es que aquello fuera un oficio: al contrario, lo veía como una condena. Yo voy a tener que escribir y por tanto voy a necesitar unas horas libres al día para poder hacerlo. Y además un oficio que me permita sobrevivir. De modo que me busqué trabajos, no que me interesaran, porque sabía que sólo me podían interesar muy tangencialmente, sino que me permitieran tener horas libres. Nunca me he planteado el hecho de escribir como algo que dependiera de mi elección.
Cuando estás escribiendo una novela lo has de tener todo en la cabeza. La primera página está muy bien, cuando llevas ciento cincuenta la parte del cerebro que le has de dedicar es muy considerable, y si tienes setecientas o mil quinientas, o seis mil, tienes todo el cerebro dedicado exclusivamente, y es muy difícil vivir la vida cotidiana de este modo. De hecho, cuando estoy inmerso en una novela de estas ya sé que empiezo a hacer muchas cosas raras; salgo de casa y me he dejado las llaves, no sé dónde he dejado el coche, he de llamar a alguien y no me acuerdo de a quién… En cambio la novela de ciento cincuenta páginas es más fácil de tenerla en la cabeza. Por eso, realmente hay obras menores en este sentido. El resultado y la calidad, naturalmente, ya es otra cosa. Pero el mérito de construir una novela larga es muy grande, y por eso los críticos hacen bien en exigirme que asuma esta tarea importante, y que no me conforme con cosas más ligeras. Siempre necesito un punto de partida y uno de llegada. La pirueta de la imaginación no me interesa. A veces, si estoy describiendo una cosa completamente imaginaria, he de introducir un elemento de realidad para volver a poner los pies en la tierra. Nunca se de dejar de ver la costa, porque si no no se puede navegar.( www.clubcultura.com)
Mercado, Tununa -Argentina
La escritura es trabajo de análisis en la medida en que regenera lo que está dañado . La operación , la microcirugía , como cabe para la letra de lo mínimo , consiste en reparar zonas necrosadas , bloqueos del decir , parálisis y depresión . Y es análisis también es trabajo político que elabora , en el acto de producirse, la insatisfacción por el status quo, el mal gusto en la boca que producen las nuevas configuraciones sociales, y al mismo tiempo, en ese breve pero dramático acto que es su práctica cotidiana , formula su política :subvertir, no dejarse ganar ,escribir.("Clarín", 26/1/95)
Michener , James -Estados Unidos
Los escritores geniales son gente como Emily Bronte qu se sientan a escribir en un cuarto desde su limitada experiencia e ilimitada imaginación. ("The Michener Phenomenon," "NY Times," 8/9/1985)
Michaels, Jon -Estados Unidos
Escribo para desafiar a papá.
Michaux, Henri -Francia
Escribo para que lo real se vuelva inofensivo.
Migré, Alberto -Argentina
No sé hacer otra cosa que no sea escribir . Y cuando escribo lo hago con todo el cuerpo . La novela esclaviza. Debería estar prohibida por Salud Pública ."Viva", 8/1/95
Millás, Juan José -España
Un escritor se hace . ¿ Pero cómo se hace? Nadie nace sabiendo escribir, así que se puede aprender . Se puede enseñar la técnica de qué tornillo va con cuál . Y aunque no creo que sea necesario pasar por ahí para ser escritor, tampoco estorba . Pero en los talleres literarios se pasan quince días enseñando cómo un destornillador saca un tornillo: ese es el problema . Yo creo que ser escritor no es tanto cuestión de técnicas sino de tener una mirada entrenada , que es la que permite crear un espacio donde se den las condiciones para que pueda surgir un pensamiento literario. El escritor es quien tiene la mirada más ingenua . Es el tonto que vive advirtiendo que el; rey está desnudo. En el cuento, era un niño el que decía la verdad. Un escritor tiene esa mirada de tonto sincero, que grita lo que ve. Un escritor , de alguna manera es un tonto mixto, es el tonto que se come a los otros tontos .
Escribir una novela es meterse en un mundo irreal. Es cuestión de práctica : uno se ha acostumbrado de pequeño a disimular , y a fingir que está aquí cuando no está aquí. Puedes ser escritor, tener un pie metido en estas historias , pero al mismo tiempo puedes llevar una existencia real... si practicas, claro .Y si no, seguro que hay un libro de autoayuda que podrá serte útil.
La realidad no es un hecho cerrado , sino que es la interpretación que hacemos de ella . No nos pasa lo que nos pasa, sino lo que nos parece que nos pasa. Yo soy periodista y creo que los periodistas creamos hábitos de consumo. En una época en que yo vivía solo me tocaron la puerta y vino una chica para hacerme una encuesta sobre hábitos de consumo porque estaban por hacer un supermercado en la zona. Yo creí que la encuesta sería más ingenua , pero me quedé muy sorprendido al ver que absolutamente todos lo actos de nuestra vida están registrados como posibles actos de consumo . Me enteré que comprar libros y discos son actos de consumo culturales. Me empezó a dar un poco de miedo, pero le quise decir la verdad , aunque introduje una variante falsa cuando llegó a la zona de consumo de animales domésticos. Me preguntó si consumía alguno.Entonces le dije en chiste que consumía un canario . La chica se fue, pero esa noche me fui a la cama y empecé a oír que cantaba un canario. Ese canario imaginario empezó a crecer en mí y ya era un canario real , que no me dejaba mirar televisión con sus cantos. Sólo conseguí desprenderme de él matándolo en “El orden alfabetico”, donde hay un asesinato de un canario, que es este canario imaginario que se había metido en mi vida por culpa de esta encuesta . Lo maté y me liberé.En esta novela también hablo de que todo lo que no se puede registrar como hábitos de consumo no existe . A él le afecta esto , entonces el le dice a la encuestadora que tiene una mujer y un hijo que no tiene . Cuando la encuestadora se va esa mujer y el niño irreales se convierten en seres con los que tiene una relación muy intensa .
La única herramienta de interpretación de la realidad es la palabra, pero me mostraron una estadística que contaba que en España perdimos en los últimos años unas 80 palabras del lenguaje cotidiano . Cuando se pierde una palabra es como si se perdiera una pieza dental : cada vez tenemos menos instrumentos para masticar la realidad. Por lo tanto, nos la tienen que dar ya prácticamente digerida. La realidad digerida es un hábito de consumo, y nos vamos habituando a consumir la realidad en papilla
Tengo la suerte de trabajar para el diario “El País”y hago reportajes por gusto, porque cada vez me gustan más . El periodismo es literatura , y un buen reportaje se puede leer también como un buen cuento .A mí me parecen mentira que me paguen por hacer lo que hago, porque me gusta Además , el periodismo me permite cambiar de actividad . Yo tengo un temperamento un poco infantil y no resisto estar mucho tiempo en la misma actividad. Si yo me levantara de la cama y sólo pudiera escribir una novela que tengo entre manos no me levantaría porque me parecería muy agobiante. Por eso yo me levanto y hago dos horas trabajando en la novela, luego preparo el artículo que tengo que entregar , luego preparo una conferencia que voy a dar , y todo eso me permite cambiar de actividad cada dos horas más o menos. El periodismo me parece además un privilegio porque no puedo concebir que un escritor que no esté vinculado a la prensa . Me parece que es como estar fuera de la realidad . La realidad mediática es un nuevo generador de lectores . Me gusta mucho y a veces me pregunto por qué escribo novelas pudiendo escribir sólo periodismo , pero bueno. Lo hago para poder matar al canario.
Creo que el escritor es una persona que tiene la mirada entrenada , a fuerza de trabajar la manera de mirar . Ve cosas que a otro le pasan desapercibidas .Ser escritor es algo que se logra a base del deseo. Si uno quiere ser escritor es porque en ello se juega algo muy importante , porque necesita. Hay una diferencia muy grande entre el que quiere escribir y el que quiere ser escritor . Son dos cosas distintas. Es la misma diferencia entre el que quiere tener plantas en su casa y el que quiere ser agricultor . A mí me puede gustar tener plantas en casa para verlas, pero si no me gusta regarlas , abonarlas, saber si la tierra es ácida o no , pues nunca tendré en casa . Pero en cambio, aquel al que le gusta preparar la tierra y regarla, tendrá plantas como efecto secundario . Decía alguien “ten cuidado lo que deseas en la juventud , porque eso serás en la edad madura”. Yo creo que si uno desea mucho escribir , pues , como efecto secundario, acabará siendo escritor porque se lo desea , porque es uno de los pocos modos de entender a la realidad y de estar en la realidad. ( Desgrabación de la autora de conferencia en Buenos Aires, 1998)
Me interesa esta soledad que es el resultado de una conquista moral, porque es la soledad en la que uno se construye una individualidad no enajenada. Pasé una temporada feliz en la que no he tenido una relación con la escritura nada ambivalente con la escritura, porque sabes, con la escritura hay temporadas en que se mantiene una relación muy ambivalente en el sentido de que es lo que más queremos y lo que más detestamos. (http://www.puntog.com.mx/)
Es muy difícil contar cómo aparece la idea de una novela. A lo mejor un libro se empieza a fraguar veinte años antes. Una cosa apasionante es el proceso de reconstrucción de una novela, eso significa hablar de la cocina del escritor. Una idea que nunca he llevado a cabo es que cuando comienzo a escribir una novela también querría escribir un diario de navegación de esa novela, como si fuera el capitán de un barco y escribiera un diario de navegación. Si esto realmente fuera posible, la novela habría que tirarla a la basura y quedarse con el diario.
La percepción que nosotros tenemos de la existencia es de un puro caos, que la vida está hecha de contingencias en el sentido filosófico del término. Además las cosas que ocurren no están puestas al servicio de un sentido. En la novela, hay un personaje y el narrador dice que él tiene un sentido religioso del término. Religión viene de re-ligare, de unir. Y el personaje quiere creer que lo que le sucede, le sucede por algo. Borges decía que el azar es un modo de causalidad cuyas leyes ignoramos. Cortázar era especial para detectar esos azares. También Paul Auster trabaja muy bien con el tema del azar. En la literatura todo lo que ocurre es necesario porque sino fuera así, lo quitaríamos. Creo que se está cuestionando el concepto de realidad. Tampoco hay que estudiar mucho para saber que la realidad es la ficción. Castaneda decía que realidad es lo que decimos que es realidad. Esto no es algo nuevo. Sí me interesaría señalar que una originalidad de mi novela consiste en utilizar un género que se utiliza para contar la realidad, que es el reportaje que en lugar de contar algo real cuenta una ficción. Sería el caso inverso de A sangre fría de Truman Capote. Yo creo que como decía Fernando Pessoa “somos del tamaño de lo que vemos”. Toda novela es el resultado entre lo que tú quieres decir y lo que las palabras quieren decir. Si se escribiera lo que uno quiere escribir resultaría un texto autista e incomunicable. En general todas las cosas más importantes son resultado de un acuerdo. Y también pienso que la vida es el resultado de un pacto diario con nosotros mismos. Esta novela está escrita en las fronteras entre la realidad y la ficción. Siempre me ha interesado la novela fronteriza. ( Nota de Araceli Otamendi)
¿Por qué está condenada al éxito una novela como La metamorfosis? Porque si fuera algo que está absolutamente fuera de nuestros códigos, no lo tendría; si tiene ese interés es porque eso debe de ser lo normal, y lo estamos tapando todo el día. Cuando surge algo donde eso no se tapa, es que alude a algo que nos concierne, y nos reconocemos en ello.
Escribir no es tanto una tarea de ir inventando cosas para ir añadiendo como de ir escuchando para que vayan surgiendo, como del fondo del óvulo fecundado va surgiendo el individuo; como una fuente que nace de sí misma, no a base de añadidos externos, sino a base de que no se entorpezca el desarrollo. Porque, claro, si a ese óvulo le metes la tijera y cortas por aquí y por allá, saldrá un niño con un brazo de menos, o con tres piernas. Y ése es, muchas veces, el problema por el que fracasa una novela, porque no has escuchado lo que había en esa idea que fue el punto de arranque y no has respetado, por tanto, las reglas de juego que tú has planteado. Por eso yo creo que un relato nunca se debe juzgar con leyes externas, sino desde las reglas de juego que el propio relato propone. En ese sentido, escribir no es más que escuchar lo que hay dentro, y no interferir el desarrollo. Y eso parece muy pasivo, pero es muy activo. En el momento en que uno escribe tres folios, ha lanzado una tela de araña de hilos invisibles; ahí hay una cantidad de información tremenda, la cuestión es ser capaz de oírla. Esta idea es la que quizá explique que a alguna gente le cueste creer que muchos relatos míos que parecen piezas de relojería, según dicen, no estén diseñados de antemano. Pero es que cuando diseñas de antemano no sirve para nada más que para violar luego ese esquema. Por otro lado, sería aburridísimo escribir una novela que tienes preparada, porque entonces ya me dirás qué quieres averiguar.
La literatura también consiste en parte en buscar la causalidad por debajo de la casualidad, en buscar las tramas que hay por debajo del azar, lo que hay de necesario por debajo de lo contingente.
Generalmente, el título es algo que se desprende de un modo natural a lo largo del proceso de escritura de una novela. Yo nunca lo he tenido antes. En los casos en que cuando llegas al final no tienes el título, yo siempre digo que es mala cosa, porque entonces tienes que ponerte a buscarlo y corres el peligro de que sea un título retórico.
Cuando los escritores dicen que el de la escritura es el espacio en el que se sientan más a gusto, ése es el espacio que da sentido a su vida, que les proporciona identidad. Y dices: hombre, si eso fuese cierto, estarían deseando ponerse a escribir todo el rato. Y la contradicción es que nos buscamos coartadas para no escribir todo el rato. Entonces, algo pasa ahí, excepto con los escritores compulsivos -que también los hay-, pero yo hablo del escritor que tiene una ambivalencia respecto a la escritura.Por un lado es verdad que la escritura es donde más a gusto te encuentras y, por otro lado, estás deseando que aparezca una excusa para decir: hoy no, mañana. Y eso es curioso. De hecho, hay muchos escritores que no escriben. El escritor que no escribe es un caso con status, existe. Quizá porque uno prefiere no darse la oportunidad de fracasar. Y, claro, si no te das la oportunidad de fracasar, tampoco te das la oportunidad de tener éxito, en algo que es tan importante que prefieres no probar. No recuerdo quién decía, muy acertadamente, que por lo general la gente triunfa en lo segundo para lo que está más dotada, porque arriesgarse a fracasar en lo primero da demasiado vértigo. El modelo tendría que ser ése, romper la ambivalencia, de manera que lo que uno estuviera deseando todo el rato fuera escribir. Yo, sin haberla resuelto completamente, sí la he mejorado mucho; es una ambivalencia que hoy puedo decir -hoy, no sé mañana, porque esto va por rachas- que en estos momentos de mi vida está, al menos, controlada. Cada día me pongo menos coartadas a la hora de escribir. Y eso me parece que es una conquista porque supone aceptar tu deseo, que es una de las cosas más difíciles que hay en la vida, aceptar como propio un deseo y, por lo tanto, desarrollarlo. Y jugártela.
Necesitas estímulos fuertes, no te puedes poner a escribir sin interés. Muchos escritores -no digo todos, pero por lo menos aquellos a los que más cercano me encuentro- tienen una cosa en común , y es que han sufrido una pérdida, una ruptura, una herida -real o imaginaria, es lo mismo- en una época remota. Y, en ese sentido, la escritura es como un tejido que intenta aproximar los dos bordes de la herida. En una época remota se produjo una pérdida, y el agujero que causó uno lo está intentando rellenar o suturar con la escritura, con la garantía de que nunca se va a cerrar la herida.
En cierto modo me parece una impostura seguir cobrando los derechos de obras mías antiguas, porque el que las escribió fue otro. Y es que la identidad del ser humano es sumamente frágil; tan frágil que quizá por eso necesitamos acentuarla con cosas tales como firmar un libro, tener honores o ser miembros de algún club. Todo ello desde la conciencia de que uno es un invento muy frágil.
El lector modelo es el más inquietante para mí. Quizá no es el lector más cómodo. Pienso en esa experiencia que todo escritor tiene en algún momento, cuando estás dando una conferencia en un lugar adonde no vas a volver en tu vida y, de repente, en el coloquio se levanta alguien y te hace esa pregunta que nadie más te va a hacer. Es muy raro, y al mismo tiempo hay un intercambio de miradas que produce mucha inquietud, porque es el doble. Y ése que es el lector ideal, es al mismo tiempo el lector que menos te interesa, claro, porque es inquietante, porque te conflictúa mucho y porque además, con frecuencia, es un loco. En ese sentido, ese lector ideal sería el doble que aparece, a veces. Pero, ya te digo, no es la persona con la que te irías al cine.
La literatura es una batalla silenciosa en la que uno ha de ganar, o de perder, palmo a palmo, un territorio que no es suyo con armas que no le pertenecen Uno tiene que escribir -y, en ese caso, ése sería el objetivo de la literatura- sobre lo que no sabe, justamente, porque escribir de lo que uno sabe no tiene ningún interés. Y con herramientas que no le pertenecen pues porque el lenguaje es muy artificial y nunca llegas a dominarlo, nunca llegas a controlarlo. Tienes que estar pactando con él porque, seguramente, el texto literario es el resultado de la tensión entre lo que quieres decir tú y lo que quiere decir el lenguaje, entre lo que quieres decir y lo que eres capaz de decir, entre la tradición en la que te has incluido y la subjetividad que tú eres capaz de aportar a esa tradición. Y, en definitiva, son siempre materiales muy gaseosos todos.
Con la memoria pasa lo mismo: ella quiere decir una cosa y tú quieres que diga otra. Habitualmente creemos que la memoria sirve para descubrir cosas, y es mentira: la memoria sirve para encubrir. La memoria la heredamos, gran parte de las cosas que recordamos creyendo que son recuerdos propios son recuerdos ajenos que hemos incorporado como propios. Y todo eso hay que dinamitarlo, hay que trabajarlo para que sea significativo. Además, hay que romper la sintaxis en que la has recibido porque es una sintaxis poco significativa. También tienes que adoptar un acuerdo. Hablábamos antes de un pacto para no ser hablado; ahora se trata de otro para no ser recordado, para establecer una tensión entre lo que la memoria dice y lo que tú quieres que diga. Tal como viene dada, la memoria no sirve para nada. Tienes que estar hurgando, buscando mecanismos para romper sus propios circuitos, igual que tienes que romper los circuitos del lenguaje. Y cuando se consigue eso, la memoria se convierte en un material literario, es un material que tiene sentido, que tiene significado.
Yo creo que la literatura es un buen modo de relación con el mundo -es un modo posible, vamos, a mí me parece muy bueno-, ese punto intermedio en el que quizá no hay demasiada soledad pero no hay demasiado de lo otro, tampoco. Y, finalmente, pienso que ahí el acento se carga más en la soledad. Yo creo que, a medida que pasa el tiempo, soy menos sociable. Es curioso. Soy más sociable, por un lado, en el sentido de que manejo mejor una serie de recursos; pero, al mismo tiempo, tengo cierta tendencia a la retirada. Esto lo explicaba con una cita de la biografía de Einstein en el Prólogo a la Trilogía de la soledad, haciendo referencia a la gratificación en los mundos internos. A mí siempre me ha llamado mucho la atención cómo hay gente que se ha inventado el mundo desde situaciones de hermetismo. Es el caso de Stephen Hawking, que ha ideado un modelo cosmológico desde una silla de ruedas. Un hombre sin ninguna ventana a la realidad, prácticamente incomunicado, se ha inventado el mundo, y además parece que el suyo es el único modelo posible. Yo, por instinto, -incluso, a veces, a mi pesar- voy hacia ahí. Pero es que, por otra parte, hay muchos tipos de soledad. Existe la soledad como conquista, ésa que es absolutamente indispensable como fundamento de una identidad no enajenada.Yo creo que ésa es una soledad que hay que incorporar a la vida cotidiana, que uno tiene que tener ese espacio de soledad diario para poder saber quién es. ( www.juanjosemillas.com)
Matson, Clive -Estados Unidos
Cada uno de nosotros tenemos adentro un Escritor, un Editor y un Niño Loco . El Niño Loco es el que mejor escribe : le pone tensión a una historia, llena un poema con imágenes atrapantes , descubre el argumento de una obra y le da el golpe y el punto dramatico fianla a un ensayo . Este Niño Loco es el que me evita los clisés y me hace escribir como no me atrevería a hacerlo como escritor. (www.fearlessbooks.com]
Mauriac, Francois Francia
Escribo porque siempre tengo ganas de hacerlo , y cada vez que me vienen las ganas. Durante un período creativo, escribo cada día ; una novela no debe interrumpirse. Cuando dejo de sentir el impulso, cuando ya no siento que deba escribir el dictado, me detengo. Hasta que lo vuelva a sentir . ("W.O.W. - Writers on Writing," Jon Winokur, 1990)
Mc Cullers , Carson -Estados Unidos
Un escritor sólo puede decir que escribe a partir de la semilla que florecerá en su inconsciente. Yo me transformo en los personajes sobre los cuales escribo. Cuando escribo acerca de un ladrón, me vuelvo ladrón; cuando escribo sobre el Capitán Penderton me vuelvo varón y homosexual; cuando escribo sobre un sordomudo ensordezco mientras dura la historia...Cuando el trabajo no marcha bien, no hay vida tan miserable como la de un escritor. Pero cuando marcha bien , cuando la imaginación ha puesto en foco una obra de modo que esta crece límpidamente y fluye, no hay felicidad comparable.Las dimensiones de una obra de arte rara vez son comprendidas por el escritor antes de terminar de escribirla. Es como un sueño que florece. Las ideas crecen, germinan lentamente; y miles de iluminaciones se producen, día a día, a medida que una obra progresa. La semilla de una idea se desarrolla por obra del trabajo y del inconsciente , y por la misma lucha que se produce entre ambos. Yo solo comprendo partículas. Entiendo a los personajes, pero la novela en sí misma no está en foco. El foco se logra en impensados momentos que nadie puede comprender, y el auto menos que nadie. En mi caso, se producen , por lo común, luego de un enorme esfuerzo. Para mí , esas iluminaciones son la gracia del trabajo. Toda mi obra se gestó de esta manera. Hay al mismo tiempo peligro y belleza de que un artista deba depender de tales iluminaciones. Después de meses de confusión y labor , cuando la idea por fin ha comenzado a florecer, es una confabulación divina. Siempre proviene del inconsciente y no puede ser controlada. Durante un año entero trabajé en "El corazón es un cazador solitario" sin entender en absoluto esa novela. Cada personaje hablaba a un personaje central ; pero por qué, no lo sabía. Llegué incluso a pensar que el libro no era una novela, que debía ser parcelado en una serie de relatos breves. Pero pude sentir una mutilación en mi propio cuerpo cuando tuve tal idea, y me invadió la desesperación. Había estado trabajando durante cinco horas enteras y salí al aire libre. De pronto , mientras cruzaba un camino, se me ocurrió que Harry Minowitz, el hombre a quien todos los demás hablaban, era un hombre diferente , un sordomudo, y de inmediato cambié el nombre por el de John Singer. La novela entera ya estaba en foco y por primera vez yo estaba comprometida hasta el fondo de mi alma con "El cazador solitario”. En toda comunicación , lo que una cosa dice a una persona difiere bastante de lo que dice a otra; pero escribir es, en esencia, comunicación y la comunicación es el único acceso al amor- al amor, a la conciencia , a la naturaleza, a Dios y al sueño. En mi experiencia , cuando más me hundo en la escritura, cuanto más leo acerca de aquellos a quienes amo, más comprendo el sueño y la lógica de Dios , que es de hecho una confabulación divina. (“Cómo se escribe una novela" , Brizuela-Russo, El Ateneo.)
Mc Cartney , Paul -Inglaterra
No hay que rendirse nunca. Nosotros experimentábamos frecuentes desilusiones al principio, cuando nadie quería escuchar la música de Los Beatles.Es necesario obtener satisfacción de tu creación. Yo amo personalmente componer música. Pero no diré que es necesario entrenarse y ensayar permanentemente. Así, Ringo, por ejemplo, llegaba de golpe y tocaba su parte. Sencillamente hay que amar la causa y darle todo de sí mismo. Si el martes y el miércoles te rechazan , el jueves pueden comenzar a escucharte. Siempre hay que creer en que llegará el día ¡Nosotros creimos!Entre nosotros, en el conjunto , desde el mismo principio de su existencia, había una frase cómica . Alguien preguntaba: "¿Qué vamos a hacer ahora?" . Y alguien respondía : "¡Bueno, algo va a ocurrir!" . Y esto siempre nos ayudaba . Con John compusimos cerca de cincuenta canciones antes de que una de ellas se grabara en un disco. Podríamos haber perdido la fe a las cuarenta y cuatro o en las cuarenta y seis. Así que siempre confíen en mejorar.("Clarín " , Octubre '88)
Medina, Enrique Argentina
Como dijo Oscar Wilde , hay dos cosas importantes para un escritor :que tenga algo que decir y que lo diga . Y eso yo lo creo a rajatabla. Y como dijo Ezra Pound , es un oficio maldito , pero es el mío. (Enrique Medina , "Página 12" , 29/8/88)
Mis ambiciones de escritor quedaron castradas al entender que después de Arlt ya no había más nada que decir, que él había dicho todo de manera muy rotunda y convincente. Dejé de leer , Estudié pintura , teatro y ( el destino me daba una mano) cine. Jimmy Hendrix, a la más imbécil de las preguntas que se le puede hacer un a un artista: "¿Qué hubiera sido de no ser músico?”, respondió: " Asesino". Sí , no hay duda de que es una respuesta seria y reflexiva. También la literatura y las demás disciplinas artísticas podían transformarse en una balsa salvadora . Gracias al curso de guión, supe que ya antes de Arlt muchos otros habían dicho "todo" y que él lo sabía pero de ninguna forma le había impedido hacer su propia obra.
En cuanto a la práctica de escribir, esa maldita, odiosa y querida práctica que aún el más veterano y relevante de los escritores debe acatar , es la condición "sine qua non" que rige en el taller literario. La teoría se hace sobre la práctica. El arte de escribir es principalmente una necesidad intrínseca que con la práctica se vuelve talentosa : si a ella le sumamos la estrictez del pulimento no es azaroso esperar un texto digno , con cierto relieve , con rasgos nítidos. Y lograr esto, frente a los nombres descomunales que integran cualquier enciclopedia de literatura , ya es bastante.("Clarín",17/2/94")
Un día entendí que lo que verdaderamente estaba a mi alcance era la literatura. Ahí me puse a trabajar, pensando siempre en lo que le pasó al marqués de Sade : cayó preso, y le quitaron todo, como es normal. Sin embargo un día no se sabe cómo consiguió un rollo de papel, y allí, burlando a los guardias,con una letra microscópica escribió una obra monumental:"Los 120 días de Sodoma y Gomorra". Murió sabiendo que se trataba de su obra máxima y que jamás sería publicada . Luego un investigador halló ese valioso rollo y lo hizo publicar. Pero mientras Sade estuvo en prisión , llenar secretamente ese rollito lo fortaleció. Recuerdo también que en los campos de concentración nazis muchos judíos resistían con el humor, eran extraordinarios contadores de chistes. Lo que quiero decir,es que creo que aún en las peores circunstancias lo que salva es el trabajo y la creación. Empecé a escribir en uno de los momentos más dramáticos de mi vida :escribía sobre el papel blanco con que me envolvían los 100 gramos de mortadela que compraba para comer.Yo soy anarquista, no doy consejos.Le recomiendo a mis alumnos de los talleres literarios que no crean una palabra en absoluto. Lo que les digo es una opinión, y podrán encontrar cientos de ellas en otras personas.
Además soy muy contradictorio. El tema es la convivencia, eso es lo que me parece en riesgo. ¿Por qué no ser contradictorio si no soy un político? Soy un artista y mi deber como tal es tirar ideas locas . Walt Whitman, en uno de los poemas más hermosos, escribe:"Dicen que me contradigo. Es verdad, sí, me contradigo Contengo multitudes." Al artista la contradicción le dá vida, emotividad, fuerza, alegría.(Clarín, 23/11/86)
Mencken H. L. -Estados Unidos
No sé por qué escribo. Escribir libros es una actividad muy desagradable. Es solitaria , insana y enloquecedora. Muchos escritores enloquecen . ("The Fourth 637 Best Things Anybody Ever Said," Robert Byrne, 1990).
Mendoza, Eduardo -España
Yo, de pequeño, sólo tengo el recuerdo de mí mismo inventando historias. Pero no en la imaginación, que esto lo hacen muchisimos niños, sino escribiéndolas en un papel. ¿Por qué me dio por ahí en vez de tener un amigo ficticio o llevar un osito de peluche y contarle a él las historias? Eso nunca lo he sabido. Como soy un hijo de apartamento, y además durante muchos años hijo único, es natural que tuviera un mundo imaginativo rico. Además aprendí a leer y a escribir enseguida: a los dos días de estar en el colegio ya sabía, porque vi que era lo que necesitaba. A otros les da por pintar.
Pero las que me formaron verdaderamente fueron esas novelas de aventuras de autores anónimos irrecuperables que yo leí en mi infancia. Y, como en mi familia había un culto a la literatura clásica española, leí a Cervantes desde muy niño. Empecé como todos los que se acercan al Quijote, pensando: "¡Qué horror! ¡Qué cosa más aburrida y momificada!". Luego aquello se convirtió en algo maravilloso. "El Quijote" es la mejor novela del mundo. El caso es que su gusto por la lectura, corriendo los años, se convierte en la necesidad de escribir para que los demás lean…
Siempre supe que no podría hacer otra cosa que escribir. Hasta tal punto que siempre planifiqué todas mis actividades como una forma de sobrevivir y poder seguir escribiendo. Lo que nunca creí es que aquello fuera un oficio: al contrario, lo veía como una condena. Yo voy a tener que escribir y por tanto voy a necesitar unas horas libres al día para poder hacerlo. Y además un oficio que me permita sobrevivir. De modo que me busqué trabajos, no que me interesaran, porque sabía que sólo me podían interesar muy tangencialmente, sino que me permitieran tener horas libres. Nunca me he planteado el hecho de escribir como algo que dependiera de mi elección.
Cuando estás escribiendo una novela lo has de tener todo en la cabeza. La primera página está muy bien, cuando llevas ciento cincuenta la parte del cerebro que le has de dedicar es muy considerable, y si tienes setecientas o mil quinientas, o seis mil, tienes todo el cerebro dedicado exclusivamente, y es muy difícil vivir la vida cotidiana de este modo. De hecho, cuando estoy inmerso en una novela de estas ya sé que empiezo a hacer muchas cosas raras; salgo de casa y me he dejado las llaves, no sé dónde he dejado el coche, he de llamar a alguien y no me acuerdo de a quién… En cambio la novela de ciento cincuenta páginas es más fácil de tenerla en la cabeza. Por eso, realmente hay obras menores en este sentido. El resultado y la calidad, naturalmente, ya es otra cosa. Pero el mérito de construir una novela larga es muy grande, y por eso los críticos hacen bien en exigirme que asuma esta tarea importante, y que no me conforme con cosas más ligeras. Siempre necesito un punto de partida y uno de llegada. La pirueta de la imaginación no me interesa. A veces, si estoy describiendo una cosa completamente imaginaria, he de introducir un elemento de realidad para volver a poner los pies en la tierra. Nunca se de dejar de ver la costa, porque si no no se puede navegar.( www.clubcultura.com)
Mercado, Tununa -Argentina
La escritura es trabajo de análisis en la medida en que regenera lo que está dañado . La operación , la microcirugía , como cabe para la letra de lo mínimo , consiste en reparar zonas necrosadas , bloqueos del decir , parálisis y depresión . Y es análisis también es trabajo político que elabora , en el acto de producirse, la insatisfacción por el status quo, el mal gusto en la boca que producen las nuevas configuraciones sociales, y al mismo tiempo, en ese breve pero dramático acto que es su práctica cotidiana , formula su política :subvertir, no dejarse ganar ,escribir.("Clarín", 26/1/95)
Michener , James -Estados Unidos
Los escritores geniales son gente como Emily Bronte qu se sientan a escribir en un cuarto desde su limitada experiencia e ilimitada imaginación. ("The Michener Phenomenon," "NY Times," 8/9/1985)
Michaels, Jon -Estados Unidos
Escribo para desafiar a papá.
Michaux, Henri -Francia
Escribo para que lo real se vuelva inofensivo.
Migré, Alberto -Argentina
No sé hacer otra cosa que no sea escribir . Y cuando escribo lo hago con todo el cuerpo . La novela esclaviza. Debería estar prohibida por Salud Pública ."Viva", 8/1/95
Millás, Juan José -España
Un escritor se hace . ¿ Pero cómo se hace? Nadie nace sabiendo escribir, así que se puede aprender . Se puede enseñar la técnica de qué tornillo va con cuál . Y aunque no creo que sea necesario pasar por ahí para ser escritor, tampoco estorba . Pero en los talleres literarios se pasan quince días enseñando cómo un destornillador saca un tornillo: ese es el problema . Yo creo que ser escritor no es tanto cuestión de técnicas sino de tener una mirada entrenada , que es la que permite crear un espacio donde se den las condiciones para que pueda surgir un pensamiento literario. El escritor es quien tiene la mirada más ingenua . Es el tonto que vive advirtiendo que el; rey está desnudo. En el cuento, era un niño el que decía la verdad. Un escritor tiene esa mirada de tonto sincero, que grita lo que ve. Un escritor , de alguna manera es un tonto mixto, es el tonto que se come a los otros tontos .
Escribir una novela es meterse en un mundo irreal. Es cuestión de práctica : uno se ha acostumbrado de pequeño a disimular , y a fingir que está aquí cuando no está aquí. Puedes ser escritor, tener un pie metido en estas historias , pero al mismo tiempo puedes llevar una existencia real... si practicas, claro .Y si no, seguro que hay un libro de autoayuda que podrá serte útil.
La realidad no es un hecho cerrado , sino que es la interpretación que hacemos de ella . No nos pasa lo que nos pasa, sino lo que nos parece que nos pasa. Yo soy periodista y creo que los periodistas creamos hábitos de consumo. En una época en que yo vivía solo me tocaron la puerta y vino una chica para hacerme una encuesta sobre hábitos de consumo porque estaban por hacer un supermercado en la zona. Yo creí que la encuesta sería más ingenua , pero me quedé muy sorprendido al ver que absolutamente todos lo actos de nuestra vida están registrados como posibles actos de consumo . Me enteré que comprar libros y discos son actos de consumo culturales. Me empezó a dar un poco de miedo, pero le quise decir la verdad , aunque introduje una variante falsa cuando llegó a la zona de consumo de animales domésticos. Me preguntó si consumía alguno.Entonces le dije en chiste que consumía un canario . La chica se fue, pero esa noche me fui a la cama y empecé a oír que cantaba un canario. Ese canario imaginario empezó a crecer en mí y ya era un canario real , que no me dejaba mirar televisión con sus cantos. Sólo conseguí desprenderme de él matándolo en “El orden alfabetico”, donde hay un asesinato de un canario, que es este canario imaginario que se había metido en mi vida por culpa de esta encuesta . Lo maté y me liberé.En esta novela también hablo de que todo lo que no se puede registrar como hábitos de consumo no existe . A él le afecta esto , entonces el le dice a la encuestadora que tiene una mujer y un hijo que no tiene . Cuando la encuestadora se va esa mujer y el niño irreales se convierten en seres con los que tiene una relación muy intensa .
La única herramienta de interpretación de la realidad es la palabra, pero me mostraron una estadística que contaba que en España perdimos en los últimos años unas 80 palabras del lenguaje cotidiano . Cuando se pierde una palabra es como si se perdiera una pieza dental : cada vez tenemos menos instrumentos para masticar la realidad. Por lo tanto, nos la tienen que dar ya prácticamente digerida. La realidad digerida es un hábito de consumo, y nos vamos habituando a consumir la realidad en papilla
Tengo la suerte de trabajar para el diario “El País”y hago reportajes por gusto, porque cada vez me gustan más . El periodismo es literatura , y un buen reportaje se puede leer también como un buen cuento .A mí me parecen mentira que me paguen por hacer lo que hago, porque me gusta Además , el periodismo me permite cambiar de actividad . Yo tengo un temperamento un poco infantil y no resisto estar mucho tiempo en la misma actividad. Si yo me levantara de la cama y sólo pudiera escribir una novela que tengo entre manos no me levantaría porque me parecería muy agobiante. Por eso yo me levanto y hago dos horas trabajando en la novela, luego preparo el artículo que tengo que entregar , luego preparo una conferencia que voy a dar , y todo eso me permite cambiar de actividad cada dos horas más o menos. El periodismo me parece además un privilegio porque no puedo concebir que un escritor que no esté vinculado a la prensa . Me parece que es como estar fuera de la realidad . La realidad mediática es un nuevo generador de lectores . Me gusta mucho y a veces me pregunto por qué escribo novelas pudiendo escribir sólo periodismo , pero bueno. Lo hago para poder matar al canario.
Creo que el escritor es una persona que tiene la mirada entrenada , a fuerza de trabajar la manera de mirar . Ve cosas que a otro le pasan desapercibidas .Ser escritor es algo que se logra a base del deseo. Si uno quiere ser escritor es porque en ello se juega algo muy importante , porque necesita. Hay una diferencia muy grande entre el que quiere escribir y el que quiere ser escritor . Son dos cosas distintas. Es la misma diferencia entre el que quiere tener plantas en su casa y el que quiere ser agricultor . A mí me puede gustar tener plantas en casa para verlas, pero si no me gusta regarlas , abonarlas, saber si la tierra es ácida o no , pues nunca tendré en casa . Pero en cambio, aquel al que le gusta preparar la tierra y regarla, tendrá plantas como efecto secundario . Decía alguien “ten cuidado lo que deseas en la juventud , porque eso serás en la edad madura”. Yo creo que si uno desea mucho escribir , pues , como efecto secundario, acabará siendo escritor porque se lo desea , porque es uno de los pocos modos de entender a la realidad y de estar en la realidad. ( Desgrabación de la autora de conferencia en Buenos Aires, 1998)
Me interesa esta soledad que es el resultado de una conquista moral, porque es la soledad en la que uno se construye una individualidad no enajenada. Pasé una temporada feliz en la que no he tenido una relación con la escritura nada ambivalente con la escritura, porque sabes, con la escritura hay temporadas en que se mantiene una relación muy ambivalente en el sentido de que es lo que más queremos y lo que más detestamos. (http://www.puntog.com.mx/)
Es muy difícil contar cómo aparece la idea de una novela. A lo mejor un libro se empieza a fraguar veinte años antes. Una cosa apasionante es el proceso de reconstrucción de una novela, eso significa hablar de la cocina del escritor. Una idea que nunca he llevado a cabo es que cuando comienzo a escribir una novela también querría escribir un diario de navegación de esa novela, como si fuera el capitán de un barco y escribiera un diario de navegación. Si esto realmente fuera posible, la novela habría que tirarla a la basura y quedarse con el diario.
La percepción que nosotros tenemos de la existencia es de un puro caos, que la vida está hecha de contingencias en el sentido filosófico del término. Además las cosas que ocurren no están puestas al servicio de un sentido. En la novela, hay un personaje y el narrador dice que él tiene un sentido religioso del término. Religión viene de re-ligare, de unir. Y el personaje quiere creer que lo que le sucede, le sucede por algo. Borges decía que el azar es un modo de causalidad cuyas leyes ignoramos. Cortázar era especial para detectar esos azares. También Paul Auster trabaja muy bien con el tema del azar. En la literatura todo lo que ocurre es necesario porque sino fuera así, lo quitaríamos. Creo que se está cuestionando el concepto de realidad. Tampoco hay que estudiar mucho para saber que la realidad es la ficción. Castaneda decía que realidad es lo que decimos que es realidad. Esto no es algo nuevo. Sí me interesaría señalar que una originalidad de mi novela consiste en utilizar un género que se utiliza para contar la realidad, que es el reportaje que en lugar de contar algo real cuenta una ficción. Sería el caso inverso de A sangre fría de Truman Capote. Yo creo que como decía Fernando Pessoa “somos del tamaño de lo que vemos”. Toda novela es el resultado entre lo que tú quieres decir y lo que las palabras quieren decir. Si se escribiera lo que uno quiere escribir resultaría un texto autista e incomunicable. En general todas las cosas más importantes son resultado de un acuerdo. Y también pienso que la vida es el resultado de un pacto diario con nosotros mismos. Esta novela está escrita en las fronteras entre la realidad y la ficción. Siempre me ha interesado la novela fronteriza. ( Nota de Araceli Otamendi)
¿Por qué está condenada al éxito una novela como La metamorfosis? Porque si fuera algo que está absolutamente fuera de nuestros códigos, no lo tendría; si tiene ese interés es porque eso debe de ser lo normal, y lo estamos tapando todo el día. Cuando surge algo donde eso no se tapa, es que alude a algo que nos concierne, y nos reconocemos en ello.
Escribir no es tanto una tarea de ir inventando cosas para ir añadiendo como de ir escuchando para que vayan surgiendo, como del fondo del óvulo fecundado va surgiendo el individuo; como una fuente que nace de sí misma, no a base de añadidos externos, sino a base de que no se entorpezca el desarrollo. Porque, claro, si a ese óvulo le metes la tijera y cortas por aquí y por allá, saldrá un niño con un brazo de menos, o con tres piernas. Y ése es, muchas veces, el problema por el que fracasa una novela, porque no has escuchado lo que había en esa idea que fue el punto de arranque y no has respetado, por tanto, las reglas de juego que tú has planteado. Por eso yo creo que un relato nunca se debe juzgar con leyes externas, sino desde las reglas de juego que el propio relato propone. En ese sentido, escribir no es más que escuchar lo que hay dentro, y no interferir el desarrollo. Y eso parece muy pasivo, pero es muy activo. En el momento en que uno escribe tres folios, ha lanzado una tela de araña de hilos invisibles; ahí hay una cantidad de información tremenda, la cuestión es ser capaz de oírla. Esta idea es la que quizá explique que a alguna gente le cueste creer que muchos relatos míos que parecen piezas de relojería, según dicen, no estén diseñados de antemano. Pero es que cuando diseñas de antemano no sirve para nada más que para violar luego ese esquema. Por otro lado, sería aburridísimo escribir una novela que tienes preparada, porque entonces ya me dirás qué quieres averiguar.
La literatura también consiste en parte en buscar la causalidad por debajo de la casualidad, en buscar las tramas que hay por debajo del azar, lo que hay de necesario por debajo de lo contingente.
Generalmente, el título es algo que se desprende de un modo natural a lo largo del proceso de escritura de una novela. Yo nunca lo he tenido antes. En los casos en que cuando llegas al final no tienes el título, yo siempre digo que es mala cosa, porque entonces tienes que ponerte a buscarlo y corres el peligro de que sea un título retórico.
Cuando los escritores dicen que el de la escritura es el espacio en el que se sientan más a gusto, ése es el espacio que da sentido a su vida, que les proporciona identidad. Y dices: hombre, si eso fuese cierto, estarían deseando ponerse a escribir todo el rato. Y la contradicción es que nos buscamos coartadas para no escribir todo el rato. Entonces, algo pasa ahí, excepto con los escritores compulsivos -que también los hay-, pero yo hablo del escritor que tiene una ambivalencia respecto a la escritura.Por un lado es verdad que la escritura es donde más a gusto te encuentras y, por otro lado, estás deseando que aparezca una excusa para decir: hoy no, mañana. Y eso es curioso. De hecho, hay muchos escritores que no escriben. El escritor que no escribe es un caso con status, existe. Quizá porque uno prefiere no darse la oportunidad de fracasar. Y, claro, si no te das la oportunidad de fracasar, tampoco te das la oportunidad de tener éxito, en algo que es tan importante que prefieres no probar. No recuerdo quién decía, muy acertadamente, que por lo general la gente triunfa en lo segundo para lo que está más dotada, porque arriesgarse a fracasar en lo primero da demasiado vértigo. El modelo tendría que ser ése, romper la ambivalencia, de manera que lo que uno estuviera deseando todo el rato fuera escribir. Yo, sin haberla resuelto completamente, sí la he mejorado mucho; es una ambivalencia que hoy puedo decir -hoy, no sé mañana, porque esto va por rachas- que en estos momentos de mi vida está, al menos, controlada. Cada día me pongo menos coartadas a la hora de escribir. Y eso me parece que es una conquista porque supone aceptar tu deseo, que es una de las cosas más difíciles que hay en la vida, aceptar como propio un deseo y, por lo tanto, desarrollarlo. Y jugártela.
Necesitas estímulos fuertes, no te puedes poner a escribir sin interés. Muchos escritores -no digo todos, pero por lo menos aquellos a los que más cercano me encuentro- tienen una cosa en común , y es que han sufrido una pérdida, una ruptura, una herida -real o imaginaria, es lo mismo- en una época remota. Y, en ese sentido, la escritura es como un tejido que intenta aproximar los dos bordes de la herida. En una época remota se produjo una pérdida, y el agujero que causó uno lo está intentando rellenar o suturar con la escritura, con la garantía de que nunca se va a cerrar la herida.
En cierto modo me parece una impostura seguir cobrando los derechos de obras mías antiguas, porque el que las escribió fue otro. Y es que la identidad del ser humano es sumamente frágil; tan frágil que quizá por eso necesitamos acentuarla con cosas tales como firmar un libro, tener honores o ser miembros de algún club. Todo ello desde la conciencia de que uno es un invento muy frágil.
El lector modelo es el más inquietante para mí. Quizá no es el lector más cómodo. Pienso en esa experiencia que todo escritor tiene en algún momento, cuando estás dando una conferencia en un lugar adonde no vas a volver en tu vida y, de repente, en el coloquio se levanta alguien y te hace esa pregunta que nadie más te va a hacer. Es muy raro, y al mismo tiempo hay un intercambio de miradas que produce mucha inquietud, porque es el doble. Y ése que es el lector ideal, es al mismo tiempo el lector que menos te interesa, claro, porque es inquietante, porque te conflictúa mucho y porque además, con frecuencia, es un loco. En ese sentido, ese lector ideal sería el doble que aparece, a veces. Pero, ya te digo, no es la persona con la que te irías al cine.
La literatura es una batalla silenciosa en la que uno ha de ganar, o de perder, palmo a palmo, un territorio que no es suyo con armas que no le pertenecen Uno tiene que escribir -y, en ese caso, ése sería el objetivo de la literatura- sobre lo que no sabe, justamente, porque escribir de lo que uno sabe no tiene ningún interés. Y con herramientas que no le pertenecen pues porque el lenguaje es muy artificial y nunca llegas a dominarlo, nunca llegas a controlarlo. Tienes que estar pactando con él porque, seguramente, el texto literario es el resultado de la tensión entre lo que quieres decir tú y lo que quiere decir el lenguaje, entre lo que quieres decir y lo que eres capaz de decir, entre la tradición en la que te has incluido y la subjetividad que tú eres capaz de aportar a esa tradición. Y, en definitiva, son siempre materiales muy gaseosos todos.
Con la memoria pasa lo mismo: ella quiere decir una cosa y tú quieres que diga otra. Habitualmente creemos que la memoria sirve para descubrir cosas, y es mentira: la memoria sirve para encubrir. La memoria la heredamos, gran parte de las cosas que recordamos creyendo que son recuerdos propios son recuerdos ajenos que hemos incorporado como propios. Y todo eso hay que dinamitarlo, hay que trabajarlo para que sea significativo. Además, hay que romper la sintaxis en que la has recibido porque es una sintaxis poco significativa. También tienes que adoptar un acuerdo. Hablábamos antes de un pacto para no ser hablado; ahora se trata de otro para no ser recordado, para establecer una tensión entre lo que la memoria dice y lo que tú quieres que diga. Tal como viene dada, la memoria no sirve para nada. Tienes que estar hurgando, buscando mecanismos para romper sus propios circuitos, igual que tienes que romper los circuitos del lenguaje. Y cuando se consigue eso, la memoria se convierte en un material literario, es un material que tiene sentido, que tiene significado.
Yo creo que la literatura es un buen modo de relación con el mundo -es un modo posible, vamos, a mí me parece muy bueno-, ese punto intermedio en el que quizá no hay demasiada soledad pero no hay demasiado de lo otro, tampoco. Y, finalmente, pienso que ahí el acento se carga más en la soledad. Yo creo que, a medida que pasa el tiempo, soy menos sociable. Es curioso. Soy más sociable, por un lado, en el sentido de que manejo mejor una serie de recursos; pero, al mismo tiempo, tengo cierta tendencia a la retirada. Esto lo explicaba con una cita de la biografía de Einstein en el Prólogo a la Trilogía de la soledad, haciendo referencia a la gratificación en los mundos internos. A mí siempre me ha llamado mucho la atención cómo hay gente que se ha inventado el mundo desde situaciones de hermetismo. Es el caso de Stephen Hawking, que ha ideado un modelo cosmológico desde una silla de ruedas. Un hombre sin ninguna ventana a la realidad, prácticamente incomunicado, se ha inventado el mundo, y además parece que el suyo es el único modelo posible. Yo, por instinto, -incluso, a veces, a mi pesar- voy hacia ahí. Pero es que, por otra parte, hay muchos tipos de soledad. Existe la soledad como conquista, ésa que es absolutamente indispensable como fundamento de una identidad no enajenada.Yo creo que ésa es una soledad que hay que incorporar a la vida cotidiana, que uno tiene que tener ese espacio de soledad diario para poder saber quién es. ( www.juanjosemillas.com)
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