martes, 4 de agosto de 2009

Narrativa seria vs Literatura comercial


Pese a las críticas, los autores comerciales se llevan – por las buenas o por las malas- la atención de los medios. Harold Bloom, célebre crítico literario de Los Angeles Times dijo que el premio del National Book Award 2003 al best seller Stephen King era “otro golpe bajo en el shockeante proceso de idiotizar nuestra vida cultural”. King no se quedó atrás, en su discurso en la entrega del premio replicó:“Este premio no soluciona el complicado asunto de la literatura popular. Dentro de 20 o 30 años más , quizás , le den este premio a otro escritor que venda lo suficiente para estar en las listas de bestesellers. Pero no necesito servir de botón de muestra de los que se enorgullecen diciendo que nunca leerían nada de John Grisham, Tom Clancy, Mary Higgins Clark o de cualquier otro escritor popular. ¿Qué piensan ustedes? ¿Que se ganarán puntos sociales o académicos por estar deliberadamente fuera de contacto con nuestra cultura?"
Una sola escritora intelectual presente en la ceremonia protestó vagamente, hasta que recibió una llamada de su editor que la mandó callar y disculparse. Lo hizo diciendo “En verdad yo misma leí un libro del señor King, y me pareció muy bueno”.
¿Existe un complot para que la buena literatura permanezca ignorada, mientras la que los intelectuales consideran mediocre venda millones de ejemplares? El novelista ruso Alexander Solzhenitsyn cree que los grandes libros siempre se ignoran:“Un gran escritor es, por así decirlo, como un segundo gobierno en un país. Y por ese motivo ningún régimen aprecia a los grandes escritores,sino solamente a los mediocres” . Salman Rushdie coincide con que escritores y políticos son rivales naturales: “Ambos tratan de hacer al mundo a su propia imagen. Pelean por el mismo territorio”.
Esta dificultad de triunfar con un libro “no masivo” plantea un desafío extra para todo escritor. James Baldwin afirmó que gracias a la temible indiferencia con la que el mundo mira a los creadores talentosos,“el artista se siente obligado a hacer importante a su talento”
Truman Capote se preguntaba por qué con "A sangre fría" no le daban el National Book Award ni el Pulitzer. “ Injusticia, desde luego; se le consideraba a Capote "comercial" y a Norman Mailer – ganador con un libro mediocre- se lo consideraba "serio"- narra Rosa Montero en “ La loca de la casa” – “Uno de los jurados del National, Saul Dealoff, de Newsweek, convenció a los demás que el galardón debía ir a un libro menos "comercial" que "A sangre fría". Tras esto, Capote dijo: "Cuando vi que no me daban aquellos premios, me dije: voy a escribir un libro que os va a dejar a todos avergonzados de vosotros mismos. Vais a ver lo que un escritor verdadero, verdaderamente dotado puede hacer si se lo propone".
Si los premios están hechos para que los derrotados se indignen tanto que escriban más y mejor, ganamos todos.
Todo libro es valioso, y a nadie se puede criticar que lea lo que lea. Más vale un mal libro que ningún libro. Un mal libro puede llevarnos a buscar otro mejor, con el espíritu de “aún no di con el libro que me guste”. Un libro no es malo mientras apasione y no aburra.
En su ensayo “La cuestión palpitante”, la española Emilia Pardo Bazán cuenta que “si la inmortalidad de cada autor se midiese por la cantidad de libros que escribió y vendió Alejandro Dumas, padre, sería el primer escritor de nuestra época.” Está demostrado que Dumas fue un fabricante e novelas co escribientes a sueldo, dada la imposibilidad física de que hubiese escrito él mismo cuanto publicaba mientras viajaba, hacía vida social, frecuentaba teatros, redacciones de prensa, se metía en política y tenía una intena vida amorosa. Aclara la autora que , sin desmerecer su poderosa imaginación para inventar historias, “literariamente, Dumas es mediocre. De ahí proviene su éxito y popularidad. Dumas subió a la altura exacta de la mayor parte de las inteligencias. Si su forma fuese más selecta y elegante, o su personalidad más caracterizada, o sus ideas más originales, ya no estaría al alcance de todo el mundo” m que él solo escribia para quien “se aburre y no sabe cómo matar el tiempo; la novela que se presta como un paraguas; la novela que un taller entero de modistas lee por turno; y la novela, en suma, más antiliteraria en el fondo, donde el arte importa un bledo y lo que interesa es únicamente saber en qué parará y cómo se las compondrá el autor para salvar a tal personaje o matar a cuál otro.” Sólo el tiempo decanta lo bueno. En nuestra época estamos plagados de Dumas que venden como pan caliente. Tenemos que darles las gracias. Un editor me dijo hace poco “ gracias a los libros de autoayuda y astrología, puedo darme el lujo de publicar ficción “ Como dice la catalana Nuria Amat , “gracias a que unos venden tanto, nosotros podemos vender también”.
Hay lectores que merecen a sus escritores y viceversa , y que para llegar a los libros que sacuden la conciencia se necesita la paciencia de un pescador de perlas: abrir valvas estériles todos los días , hasta que encuentres esa perla por la que valieron todos los esfuerzos . Sólo se precisa un poco más de esfuerzo que el que requiere encontrar la música favorita.
A la literatura no se le puede pedir más que a las demás artes , ni que a los mismos seres humanos . No nos pueden gustar todos los textos, pero al menos podemos considerarlos. Los libros malos que han vendido decenas de ediciones completas en varios idiomas han encontrado a sus propios lectores, que seguramente no son personas que vayan a abrir un libro de Borges, de Skármeta o de Paul Bowles. Pero al menos están leyendo. El arte es lo que emociona y da placer, y no todos los seres humanos vibramos ante el mismo estímulo.
Tengo el vicio de pararme junto a las cajas de las librerías para saber qué lleva la gente. Llevan la última novela de Michael Crichton, Las Recetas de la Hermana Bernarda, libros de reflexiones de Osho y consejos sobre Feng Shui. Suspiro, resignada. Al menos están haciendo cola, todos con un libro en la mano. Eso ya es demasiado bueno.
Después de todo, Crichton asusta, Osho consuela. el Feng Shui agrega una mágia simpática a la vida y algunas de las recetas de la Hermana Bernarda son estupendas. Sólo ella sabe hacer tantas cosas con un kilo de papas.

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