El escritor británico William Boyd afirmó en una nota de “La Nación” de 2004 , que son muchos más los escritores que prefieren escribir cuentos a novelas. En primer lugar, porque el cuento es un ejercicio de corto aliento, que permite contar muchas cosas de muchos modos distintos en un lapso relativamente breve. El cuento es la lectura ideal para quienes no tienen mucho tiempo para leer en plena la cultura del zapping y es la manera inicial de aventurarse a la escritura para los alumnos de talleres literarios.
Sin embargo, lamentablemente, hoy en día el cuento no está de moda.
Tuvo su auge en el siglo XIX, en el que muchos escritores se dedicaron casi exclusivamente al cuento, por razones estrictamente comerciales: las revistas publicaban muchos cuentos y los pagaban bien. Como resultado de esa demanda, florecieron Horacio Quiroga, Anton Chejov, Jorge Luis Borges, Katherine Mansfield, V. S. Pritchett, Frank O’Connor, Nathaniel Hawthorne, Herman Melville y Edgar Allan Poe: Los tres últimos costearon sus carreras de novelistas, menos lucrativas, escribiendo cuentos. “En los años 50, hasta John Updike calculaba que podía mantener a su esposa y sus pequeños hijos con sólo vender a New Yorker cinco o seis cuentos por año”, narra Boyd. Revistas femeninas como Cosmopolitan de Estados Unidos y las argentinas Claudia y Vosotras cerraban sus ediciones con deliciosos cuentos, una idea hoy impensable, dado que las páginas se llenan con publicidades y notas que responden al efímero concepto de “actualidad”.
En el 1900, quien se dedicaba al cuento tenía muchas más posibilidades de ser publicado y entrar al mundo de la literatura que quien no lo hiciera. Esa demanda duró un corto siglo. Ahora nadie quiere cuentos.
Algunos editores sugieren que sólo publicarían cuentos de alguien que haya recibido múltiples premios literarios. Que es lo mismo que prometer “te contrato cuando te ganes la lotería”.
Según William Boyd, no se publican cuentos en Estados Unidos ni en Europa. Para confirmar esto, me comuniqué recientemente con agencias literarias españolas que me respondieron en coro “en España no se publican libros de cuentos”.
-¿Y qué es lo que publicarían?
-Novelas. Cuando tengas una lista, la leeremos gustosos- , me respondieron.
¿Por qué novelas sí y cuentos no?
Lo consulté con un lector de novelas, que me dijo “Supongo que es por impaciencia de parte de los lectores. En el mundo actual, todos tenemos cosas cortas para leer relacionadas con el trabajo. Aunque parezca paradójico, no tenemos paciencia pasar de un clima a otro, saltando de un cuento a otro cuento. Bastantes saltos tiene uno con los que nos impone la vida cotidiana. Yo quiero algo extenso que me sumerja en un clima distinto por algunos días, donde refugiarme de la vorágine cotidiana. Me gusta saber que vuelvo al libro como a un reposo, un mundo privado. Tomo a la novela como unas pequeñas vacaciones en un territorio amigable, donde me puedo relajar”.
El cuento escrito es una forma literaria moderna, que tuvo su auge recién en el siglo 19. En siglos anteriores, todo el proceso de impresión y encuadernado hacia que la demanda fuera de novelas largas, que duraran lo más posible. Pensemos en las obras de Shakespear y Cervantes. Era como “ya que veamos a hacer un libro, que su lectura dure lo más posible “.
¿Entonces por qué el cuento tuvo su auge en el siglo 19? Coincidiendo con la revolución industrial, el gusto por el cuento pudo haber tenido que ver con el estilo de vida y las relaciones laborales en el último siglo. En el siglo pasado, uno entraba a trabajar en una empresa, durante años veía a los mismos compañeros de trabajo y podía estar casi seguro de que estaría allí hasta su jubilación. No era raro que todos quisieran leer cuentos para poner variedad en la rutina.
Hoy en día, la flexibilización laboral y la rotación entre empresas hace que nadie aguante mucho en ningún trabajo. Los colegas cambian, el trabajo es precario, nada permanece. Se busca a la novela como a un amigo fiel.
Pero muchos escritores siguen escribiendo con más ahínco cuentos que novelas.
Cortázar contaba que sus cuentos eran muchos más compulsivos y viscerales que sus novelas: “Yo descubro la historia mientras la estoy escribiendo Es como recorrer toda una serie de pulsaciones internas. A veces me resulta embarazoso firmar mis cuentos. Las novelas no, porque en las novelas trabajo mucho, hay en ellas toda una arquitectura. Pero con los cuentos es como si me lo dictara algo dentro de mí, pero no soy yo el responsable. Pero como parece que aún así son míos, tengo que aceptarlos.”(“Confesiones de Escritores”, El Ateneo, 1996)
El Premio Nobel indio- británico Sir V.S. Naipaul – autor de relatos de viajes autobiográficos- dijo que la novela es un estilo perimido, y que sólo la no ficción puede atrapar las profundas complejidades del mundo actual. “Si uno se pasa la vida escribiendo ficción, acaba falsificando el material. La ficción te fuerza a dramatizar el material de algún modo, y la no ficción la da a uno la oportunidad de explorar el mundo, el otro mundo, el mundo que uno no conoce completamente ''. ¿Pero por qué entonces escribió su novela ''Half a Life'' ? “ La hice en 2001 por obligación, para complacer a mi editor. Y mi novela de 2004 ''Magic Seeds'' será la última, porque la hice por compromiso comercial.”
Por otra parte, en una visión opuesta a la Naipaul, el Premio Nobel turco Orhan Pamuk reveló un secreto muy respetable por común a muchos escritores “confieso que todas mis novelas son tomadas de la realidad y todas mis crónicas autobiográficas son ficción” .
Se trate de ficción o no ficción, ¿es menester tener que escribir una novela para poder ser publicado?
Fernando Iwasaki es un escritor peruano radicado en Sevilla que en el sitio web www.letralia.com, comenta que, aunque para entrar a la literatura es obligación redactar una novela, “puedes negarte a hacerlo. Pero tienes que escribirla si quieres vivir de los alrededores de la literatura. No digo de la literatura misma, sino de las charlas, de los artículos de periódico”.
Roland Barthes (1915-1980), era acosado por sus admiradores, que le pedían que escribiera una novela. Barthes les respondía- según Pedro B. Rey, en “La Nación “del 16/ 6 / 2005 – “que a veces le venían ganas de escribir una novela, pero que dos escollos infranqueables le impedían el salto de la crítica a la ficción. Por un lado, su fuerte inclinación por lo fragmentario, opuesto al continuo de la novela; por el otro, su absoluta incapacidad para inventar nombres propios.” Barthes no leía novelas: leía las biografías de los escritores. Coincidiendo con Naipaul, veía en la vida misma material más rico que en cualquier ficción. En “La preparación de la novela”, Barthes evita escribir la esperada novela que jamás escribió analizando todos los recursos literarios a los que han acudido los grandes novelistas para dedicarse solamente a escribir: desde alegrarse de sufrir tuberculosis (como Kafka), o hacerse fama de excéntrico viviendo de noche y durmiendo de día (como Proust). Por eso de hacer cualquier cosa con tal de tener tiempo para escribir, Barthes habla de la escritura como un “autosecuestro”. También menciona que todo escritor debe pasar por tres pruebas para hacer una novela: elegir un tema, tener la paciencia de desarrollarlo, y soportar la soledad auto impuesta necesaria para escribir. Además apunta que una escritura debe ser legible y simple, debe ser deseable y debe tener una filiación ("aceptar la aristocracia de la literatura"). Y esa filiación, hoy en día, no parece conseguirse de otro modo que no sea escribiendo la mentada novela.
El Premio Planeta 2003 Guillermo Martínez confiesa que con “Crímenes imperceptibles" elaboró una novela que se leyera como un cuento “porque quise que en el texto esté lo que tiene que estar y nada más. Según creo, esa obsesión proviene de mi iniciación como cuentista.”
Hay escritores que sólo escriben novelas. Pero hay otros, tan hábiles como para acabar publicando cuentos con el sistema de convertir sus cuentos en novelas.
El Premio Casa de las Américas Rafael Pinedo dice que, estando en Cuba para recibir el premio por su novela ganadora “Plop”, un periodista cubano le preguntó “ ¿Por qué escribe novelas?” , a lo que él respondió “Lamento decepcionarlo, yo no escribo novelas, escribí esta...” Y confiesa que, como no sabía cómo hacerla, la logró con una serie de cuentos enganchados, con lo cual resultó “una estructura "fragmentaria" que luego fue ponderada y hubo sesudas críticas acerca de lo funcional que es a una sociedad desintegrada.” Y añade: “Pero que es mucho más trabajo escribir un buen cuento que escribir una novela.”
En la revista online “Cambio”, Gabriel García Márquez relata que luego del trabajo de largo aliento que fue Cien Años de Soledad, su siguiente novela El Otoño del Patriarca fue resuelta “a través de una serie de apuntes e ideas de cuentos aplazados, que sometí sin el menor pudor a toda clase de arbitrariedades formales hasta encontrar la que buscaba para el nuevo libro. Son cuentos experimentales que trabajé más de un año y se publicaron después con vida propia en el libro de La Cándida Eréndira. Así encontré el embrión de El Otoño del Patriarca, que es una ensalada rusa de experimentos copiados de otros escritores malos o buenos del siglo pasado. Frases que habrían exigido decenas de páginas están resueltas en dos o tres para decir lo mismo, saltando matones, mediante la violación consciente de los códigos parsimoniosos y la gramática dictatorial de las academias. El libro, de salida, fue un desastre comercial. Hoy es mi libro más escudriñado en universidades de diversos países.”
Así, los cuentos que las editoriales se resisten a publicar, acaban disfrazados de novela , hilvanados como perlas barruecas entre dos tapas de cartoné brillante.
Y así sortean obstáculos, cosechan premios y llegan a las manos de los lectores en la forma de la tan requerida de la novela, en la que los astutos escritores no hacen más que mejorar al género de ficción, dándole a editor y lector- felizmente - , liebre por gato.
martes, 4 de agosto de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
esta muy hermoso su blog, yo tambien escribo, me encantaria invitarle al mi espacio de poemas http:/poemasdelalma2.blgospot.com
Publicar un comentario